

Psicología Transpersonal y el tejido invisible de la mente
En una era marcada por el exceso de información, la prisa cotidiana y la aparente hiperconexión digital, muchas personas viven un vacío que no se llena con likes, objetos ni logros. Surgen entonces preguntas profundas: ¿Qué somos realmente? ¿Estamos separados de los demás o hay algo que nos une más allá de lo visible? Estas inquietudes encuentran eco en un enfoque psicológico que invita a mirar más allá del ego y las etiquetas: la psicología transpersonal.
Un tejido invisible que nos conecta
Desde las tradiciones más antiguas hasta los hallazgos más contemporáneos, se ha hablado de una red invisible que sostiene la existencia. Figuras como Cristo, Buda o el investigador mexicano Jacobo Grinberg han coincidido en que hay una conciencia compartida más allá de lo individual. Grinberg hablaba de la “líz”, un campo energético que conecta todo lo que existe.
La psicología transpersonal se sitúa justo en ese cruce entre la ciencia y lo espiritual. “Trans” significa más allá y “personal” alude a la identidad individual. Este enfoque busca llevarnos hacia el reconocimiento de nuestra conexión con todo, más allá de los límites del cuerpo o el pensamiento racional.
Experiencias que expanden la percepción
Muchas personas han tenido vivencias que desafían la lógica habitual. Algunas lo relatan después de meditaciones profundas, otras al contacto con la naturaleza o durante rituales de sanación. La sensación de unidad, de percibir colores más intensos, sonidos sutiles o incluso de “salir del cuerpo”, suele ser una constante.
Estas experiencias, lejos de ser alucinaciones, son puertas que abren hacia un nivel de conciencia diferente. Lo interesante es que no requieren necesariamente de sustancias psicotrópicas. Prácticas como el zazen (meditación del budismo zen) invitan a sentarse en silencio, observar, respirar y simplemente estar. Desde esa presencia, el pensamiento se aquieta y se accede a una percepción más amplia de uno mismo y del entorno.

El cuerpo también participa
A través de herramientas como el temazcal —una estructura cerrada con piedras volcánicas al rojo vivo que se riegan con infusiones naturales—, se provoca una desintoxicación física, emocional y mental. Simboliza un regreso al vientre materno y permite liberar emociones contenidas, soltar cargas y regresar renovados.
La sensación al salir del temazcal se ha descrito como un renacer. No por la intensidad del calor o los cantos, sino por el regreso a lo esencial: respirar, sentir, agradecer.
Plantas de poder y psicología: un puente que requiere guía
Si bien las plantas de poder han sido utilizadas ancestralmente con fines terapéuticos y espirituales, su uso requiere un contexto seguro y acompañamiento profesional. Las experiencias pueden abrir dimensiones profundas, pero también dejar a la persona vulnerable si no hay integración posterior.
Casos documentados muestran que sin contención psicológica, estas vivencias pueden derivar en crisis emocionales o estados confusionales. La psicología transpersonal propone acompañar estos procesos desde la escucha empática y el respeto por el ritmo interno de cada quien.

La tecnología como aliada o distracción
En contraposición con la búsqueda de silencio y presencia, la era digital nos arrastra al ruido constante: notificaciones, contenido efímero, redes sociales. Sin embargo, también puede abrir nuevas formas de exploración interna. Aplicaciones basadas en inteligencia artificial, espacios de realidad virtual o programas de acompañamiento pueden utilizarse como extensiones terapéuticas, siempre y cuando haya conciencia y discernimiento.
El reto es integrar, no sustituir. Usar la tecnología para potenciar el autoconocimiento, no para escapar de uno mismo.
Vivir desde el presente
La psicología transpersonal nos recuerda que todo está ocurriendo ahora. Las experiencias místicas, la medición, el contacto con la naturaleza, el acompañamiento terapéutico y las decisiones diarias forman parte del mismo tejido de conciencia.
Vivir desde aquí permite relacionarnos mejor, decidir con claridad, reconocer nuestras emociones y aceptar lo que hay. No se trata de negar la tristeza o el caos, sino de aprender a transitarlo con más calma y comprensión.
Soñar, meditar, amar, contemplar, compartir. Todo puede ser una práctica espiritual si se vive con atención. El camino hacia lo transpersonal no es exclusivo de los monjes o chamanes; está al alcance de todos. Basta con hacer una pausa, respirar profundo y comenzar a mirar hacia dentro.

Puedes conocer más sobre este tema en el video completo “Psicología Transpersonal y el tejido invisible de la mente”
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